Me gustaría hablar hoy, tras ver el pasado Domingo el programa de la Sexta Salvados, de ese término tan empleado (por desgracia) últimamente, “el paro”. La última encuesta de población activa arrojó datos desgarradores, consiguiendo cifras históricas. El número de desempleados aumentó en 365.900 personas en el primer trimestre hasta 5.639.500 parados y la tasa de paro subió 1,59 puntos y se situó en el 24,44 % de la población activa.
Pero, además, lo sorprendente es que España se encuentre a la cabeza del desempleo en Europa, incluso por delante de países como Grecia o Portugal que ya han sido intervenidos.
En lo que me quiero centrar en esta entrada es en el hecho de que existen grandes diferencias según los distintos grupos: por edades, sectores, etc. pero uno que resalta, según el nivel de estudios. Siendo así, los de menor formación el segmento más afectado y el de mayor el segmento menos dañado. (Un 81% las personas estudios de ESO o menos, un 10% los de FP y un 7% los universitarios).
Con todo esto cabe dejar una puerta abierta a todas esas personas que dedicaron su tiempo y dinero a estudiar carreras universitarias o ciclos formativos y que ahora se encuentran desesperados por no encontrar trabajo. Esas personas que piensan que no les sirvió de nada, pero según los datos que podemos observar es un error ese pensamiento.
Estudios y encuestas como esta consiguen, o provocan, (junto con el hecho de quedarse sin trabajo) que mucha gente retome sus estudios. Aquí es donde entran las distintas variables en la formación. Así, mucha gente busca métodos diferentes a los impartidos en las facultades, ya que el paso de los años ha hecho que pierdan los hábitos de antaño. Por lo que la educación online o a distancia, los grupos reducidos, las clases personalizadas, etc. están creciendo últimamente.
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